12 de febrero de 2008

Philip Pettit - Examen a Zapatero

"Zapatero ha convertido a España en un modelo internacional de cómo puede funcionar una democracia avanzada"

Autor: PETTIT, Philip
Título: Examen a Zapatero
Editorial: Temas de hoy
Lugar: Madrid
Año: 2008

El filósofo Philip Pettit, autor del influyente libro Republicanismo. Una teoría sobre la libertad y el gobierno, realiza, a instancia de José Luis Rodríguez Zapatero, una auditoría republicana de los tres primeros años del Gobierno socialista.

En la introducción del libro Pettit resume, grosso modo, la diferencia entre los conceptos de libertad positiva, concebida como no dominación, y el de libertad negativa, entendida como ausencia de interferencias, ideas que retoma en la última parte del libro.

A la hora de fiscalizar la acción política del Gobierno de Zapatero, el autor se centra, por una parte, en analizar las medidas políticas emprendidas para proteger a la ciudadanía de la dominación privada (que suele producirse por situaciones económicas desequilibradas, por contar con un sistema judicial atorado o con un sistema educativo aminorado o por ciertos problemas más específicos, como la vulnerabilidad de las personas, que puede ser provocada por desventajas físicas, económicas o culturales, por estar expuestos al crimen y al terrorismo o por el indebido poder de los grupos corporativos). Por otra, en aquellas que tienen como objetivo proteger a la ciudadanía de la dominación pública (evitar el secretismo a la hora de manejar la información, la hostilidad del Ejecutivo hacia el Parlamento o la tendencia gubernamental a concentrar más poder en sus manos).

Si atendemos a la protección frente a la dominación privada, Pettit señala que el Gobierno de Zapatero ha adoptado medidas políticas que pretenden atenuar la vulnerabilidad “de las mujeres, los homosexuales, los inmigrantes ilegales, los incapacitados y los trabajadores temporales. Ha afrontado la amenaza terrorista con honestidad […] Y, finalmente, ha rectificado, aunque no solventado, en buena medida la anomalía histórica de los continuos subsidios concedidos a la Iglesia católica.” A modo de ejemplos, el autor irlandés menciona leyes de gran recorrido e importancia como la Ley Orgánica de Protección integral contra la Violencia de Género, la modificación del Código Civil que posibilita los matrimonios entre personas del mismo sexo, la Ley Orgánica de Igualdad entre Hombres y Mujeres o la Ley de promoción de la autonomía personal y de atención a las personas en situación de dependencia, sin olvidarse de políticas públicas, como las adoptadas en materia de vivienda que pretenden facilitar el acceso de los ciudadanos a una morada.

Si reparamos en la protección frente a la dominación pública, el Gobierno de Zapatero es, a juicio de nuestro autor, un gobierno “menos secretista” (cita medidas como la Ley de Publicidad y Comunicación Institucional -que impide realizar al Gobierno campañas de propaganda-, evidencia la mayor transparencia que existe hoy si hablamos de estadísticas públicas -cómo se elaboran y facilidad de acceso a su consulta- o la mejor predisposición que su antecesor, José María Aznar, de someterse al control de las Cortes Generales –los diputados del PSOE rehúsan hacerle preguntas en beneficio de los partidos que no están en el Gobierno o, por vez primera en la democracia, el Presidente del Gobierno de España acude una vez al mes a una sesión de control al Senado sin límite de tiempo en el debate-), “menos intolerante con los medios de comunicación y menos ansioso por retener el poder en sus manos” (la reforma de RTVE como paradigma –el Director General elegido por el Consejo de dicho ente público, que es elegido a su vez, al menos, por dos terceras partes del Congreso). Pettit, en síntesis, cree que “Zapatero ha mantenido la fe en el modelo republicano o civicista de gobierno […] y ha convertido a España en un modelo internacional de cómo puede funcionar una democracia avanzada.”

El libro también nos depara una entrevista del autor al Presidente del Gobierno de España. En esta podemos encontrarnos con las raíces académicas de Zapatero –recordemos que impartió clases de Derecho Político en la Universidad de León-. Con respuestas didácticas, solventes e instructivas, más propias del lenguaje de la filosofía política, Zapatero se reafirma en su proyecto del socialismo de los ciudadanos, cuya raigambre normativa la encontramos en la idea de libertad entendida como no dominación, que los ciudadanos han de revalidar el próximo 9 de marzo en las urnas y que Pettit explica en la última parte del libro que hoy reseñamos y recomendamos.

Jorge Mateos Álvarez

1 de febrero de 2008

Clases de Filosofía Política y de Ciencia Política en el I.E.S. Padre Isla (León). Filosofía de 1º de Bachillerato.

Debate Ilustración-Romanticismo. La modernidad: idea de progreso. El socialismo utópico. El anarquismo. El socialismo científico. Nozick y la utopía libertaria. La teoría política verde.

Desde 1790 hasta 1880, se produce en la filosofía política un debate intenso entre la Ilustración y el Romanticismo. Es importante conocer unos conceptos básicos que caracterizan a ambos movimientos, ya que ambos son padres de las distintas teorías políticas contemporáneas, algunas de ellas, como veremos, con un fuerte componente utópico.

Contraposición de ideas del debate Ilustración - Romanticismo

Ilustración

Romanticismo

Razón, luces, iluminación por medio del conocimiento, que es acumulativo y nos lleva a la universalidad por medio del lenguaje científico.

Sin prescindir de la razón, nos habla de los sentimientos, de los afectos.

Hay que secularizar la sociedad “abandonar la autominoría de edad culpable”, como resume Kant, evitando interpretar con valores religiosos.

La religión romántica no consiste en volver al catolicismo o al protestantismo, sino al misticismo. La noche frente al sol, frente a la metáfora de la luz

Filosofía materialista. Los seres humanos se mueven por intereses agregables. Podemos crear mayorías y minorías.

La política conlleva también pasiones innegociables e imposibles de agregar.

Solo estamos obligados a lo que nos dicta la razón. Podemos crear y desmontar sistemas políticos (ni teología, ni historia del país).

Existe una dependencia del ser humano respecto al medio ambiente y respecto a la comunidad. Los valores no están ahí, se crean, se crean identidades y preferencias.

Introducir la razón en la política mediante la creación de diseños institucionales con controles y contrapesos. Nada es natural en política.

Diseñando constituciones se crea un mundo de engranajes, frío, porque se está prescindiendo de la razón.

Tanto el marxismo como el liberalismo comparten la tesis de recursos productivos ilimitados.

Los recursos son limitados, no se puede perturbar el ecosistema.

Alcanzar la autonomía personal es un logro. “Que nadie nos imponga nada” como conquista.

Los valores son compartidos por los demás. ¿O es que acaso la lengua o la historia común no se la debemos a la comunidad?

La ciencia nos lleva al progreso. Progresistas frente a reaccionarios. Con la ciencia sabemos adónde vamos (los ilustrados a superar el absolutismo, Lenin a la revolución)

Los descubrimientos nos llevan a conocer el pluralismo y no cara a la civilización única.

Los derechos individuales y políticos dan lugar a los ciudadanos.

¿Si los Estados no coinciden con las naciones? Puede haber más culturas dentro de un Estado.

El derecho positivo es algo artificial. Caminamos cara a la universalización de la ley.

El derecho también puede ser fruto de la costumbre.

La libertad es irrenunciable. Autonomía, autodeterminación son dos conceptos que usa Kant.

Frente a la autonomía ilustrada, autenticidad. Fidelidad a la comunidad.

En la medida que nos respetemos a nosotros mismos, seremos libres.

La libertad de cada uno viene dada en relación a un contexto.


En la filosofía política contemporánea existen distintas teorías cuyas raíces las encontramos en el debate que anteriormente hemos sintetizado:

Teorías políticas contemporáneas

Raíces ilustradas

Raíces románticas

Liberalismo

Comunitarismo

Igualitarismo

Multiculturalismo

Republicanismo

Teoría política verde


Feminismo


Posmodernismo


La Modernidad es el período desde el siglo XVIII hasta nuestros días. La utopía social no se pensará ya como un experimento mental ajeno al acontecer histórico, sino que representará un futuro ideal hacia cuya realización camina la historia. El ideal, es, pues realizable. La idea fuerza es la de progreso, pero se consolida la idea de que también existe en las relaciones sociales un progreso hacia un mundo mejor. Son precisamente los ideales ilustrados que hemos visto anteriormente los que permiten al ser humano sentirse dueño y señor de su propio destino. La modernidad señala el proceso histórico como el camino a través del cual la sociedad puede superar sus injusticias. La modernidad conlleva una visión optimista, una confianza y seguridad en que la razón, la ciencia y la técnica permitirán solucionar los problemas. La historia se entiende como un progreso indefinido y continuo: todo presente es mejor que el pasado. La utopía deja de preocuparse por imaginar el punto final y pasa a ocuparse de los medios y del camino para llegar a ello. Ya no es tan relevante la ficción literaria como la descripción de los cambios sociales necesarios para llevar a la práctica los ideales utópicos.

La utopía socialista que surge de la modernidad, de los valores de la Ilustración, es la que conocemos como socialismo científico o comunista, que no debemos confundir con el socialismo utópico o el anarquismo.

El socialismo utópico: fue calificado así por Marx y Engels. Consideraban que la mejor manera de eliminar la explotación es crear ya comunidades que vivan de forma tal que unos seres humanos no dominen a otros. Los autores más relevantes en este socialismo son Charles Fourier y Robert Owen. Fourier diseña los falansterios, que son comunidades rurales autosuficientes donde cada individuo trabajaría de acuerdo con sus pasiones y, en ningún caso, albergarían a más de 1.600 personas. Robert Owen aboga por un sistema cooperativista de producción y distribución que sustituiría a la sociedad capitalista. En 1832 existían unas 500 cooperativas con unos 20.000 trabajadores.

El anarquismo pretende suprimir toda forma de autoridad, porque entiende que todos los seres humanos son igualmente libres. La sociedad anarquista se basa en la abolición del poder, la educación y el apoyo mutuo, porque a juicio de los autores más representativos Proudhon, Bakunin y Kropotkin, las especies que sobreviven no son las más egoístas e insolidarias, sino aquellas cuyos individuos más se ayudan entre sí.

El Socialismo científico o marxismo

Karl Marx

Revolución social

Feudalismo

Capitalismo

Socialismo

Revolución política

Monarquía absoluta

Estado burgués

Dictadura del proletariado

Sociedad sin clases

Marx y Engels hablaron de materialismo histórico. Para Marx el materialismo consiste en concebir al hombre como una parte de la naturaleza. Una parte activa, como ser fundamentalmente creador e inventor. Con esta expresión, hacemos referencia a los procesos que se desencadenaban a lo largo de la historia: se produce en un momento determinado un incremento de las fuerzas productivas, que puede verse favorecido o perjudicado por los modos de producción. Este crecimiento está relacionado con la estructura política. Con esta ley que enuncia prevé la transformación de la sociedad burguesa con su Estado burgués en la sociedad socialista, del mismo modo que pasó con la sociedad feudal y la monarquía absoluta.

Para alcanzar la sociedad comunista, que surgiría de las entrañas de la propia sociedad burguesa, tras una revolución obrera, sería necesario de la instauración de la dictadura del proletariado. En esa fase de transición de una sociedad a otra el Estado es imprescindible y eso es lo que diferencia básicamente al anarquismo del comunismo, en cómo llegar a la sociedad sin Estado. Ahí nos encontraríamos en la primera fase o fase inferior de la nueva sociedad: el socialismo. En esta los medios de producción se encontrarían colectivizados y se erradicaría la explotación del hombre por el hombre, ya que la propiedad privada habría dejado de existir. Pero es ya en la segunda fase, también denominada fase superior de la sociedad comunista, el momento en el que los vestigios de la sociedad capitalista desaparecen y la máxima “de cada cual según sus capacidades y a cada cual según sus necesidades” empieza a regir las conductas de los individuos. En esa fase, el Estado ya no será necesario y dejará de ser un instrumento represor de la minoría sobre la mayoría.

Marx, como sentenció en su Manifiesto Comunista, aspiraba a una sociedad en la cual “el libre desenvolvimiento de cada uno sea la condición del libre desenvolvimiento de todos”.

El autor Félix Ovejero, en Proceso abierto. El socialismo después del socialismo analiza la historia del socialismo contemplando sus éxitos (como puede ser la conquista del sufragio universal, el establecimiento de mallas sociales que garanticen el sustento a los desempleados o la universalización de la sanidad o la educación, en definitiva, el Estado de bienestar tal y como lo conocemos. Pero también analiza los grandes fracasos del socialismo como doctrina: el fracaso de la disposición cívica en los actuales Estados de bienestar, el fracaso del socialismo real (véase la URSS como paradigma, donde Lenin se empeñó en realizar una revolución proletaria en una sociedad similar a la feudal) y, por último, el fracaso de la hipótesis de la abundancia de recursos (Lenin, por seguir con el caso soviético, habló del comunismo como “todo el poder para los soviets más la electrificación del país”).

Este ha sido la gran tacha de los planteamientos de la Ilustración y, por consiguiente, de la modernidad. La Ilustración contemplaba una relación etnocéntrica del ser humano respecto a la naturaleza. Preveía una relación instrumental entre el Sujeto (ser humano) y el objeto (la naturaleza, que estaría al servicio del ser humano). Y tanto Marx como Adam Smith (economista clásico, considerado el padre del liberalismo económico), planteando dos sociedades radicalmente distintas en cuanto a su organización socioeconómica, comparten la idea de la abundancia de recursos naturales. Este mismo problema se planteará en las utopías libertarias.

Utopías libertarias. El liberalismo contemporáneo: Nozick es, actualmente, uno de los más influyentes teóricos del liberalismo. En su libro Anarquía, Estado y Utopía, nos explica cómo se fundamentan las instituciones partiendo del estado de naturaleza. En éste, el concepto de persona implica que todos tenemos valores y escalas de preferencias que guíen nuestras vidas. Todos somos diferentes, sentencia Nozick, y cualquier intromisión en ese ámbito daría lugar al conflicto.

Nozick rechaza la existencia de la autonomía política, porque rechaza la razonabilidad para llegar a acuerdos. Si existe, en cambio, la autonomía moral, por lo que las instituciones deben respetar la diversidad.

Los derechos del estado de naturaleza son: la autopropiedad es un derecho original y fundamental. El segundo derecho es la apropiación originaria (podemos apropiarnos de las cosas que conforman el mundo externo y podemos intercambiarlos).

Para Nozick nuestras relaciones se basan en el desacuerdo. Cualquier intento de crear un Estado supone vulnerar alguno de los tres derechos básicos anteriormente expuestos (autopropiedad, apropiación originaria y libre intercambio). Por lo tanto el Estado ha de ser mínimo que no nace a partir de ningún contrato social, sino a partir de los derechos originarios de la persona. Solo debe preocuparse de garantizar la libertad. Cualquier otra intervención vulnera derechos individuales. En Nozick predomina la privacidad, no ha lugar a la razón pública.

La teoría política verde surge para reclamar un cambio en la relación del hombre con la naturaleza. La crisis ecológica ha sido asumida ya por casi todas las instituciones, incluida la administración neocon norteamericana, dirigida por George Bush, que recientemente ha contemplado el cambio climático como un serio problema. Para estos teóricos la historia es una constante de la destrucción de la naturaleza, y tras la visión de la historia, están presentes las generaciones futuras y su derecho a disfrutar del medio ambiente. Propugnan un cambio en la concepción de la naturaleza, abandonando la idea de un objeto pasivo que únicamente está para ser expoliada por el hombre y asumiendo que la naturaleza está viva, actúa y cambia con nosotros.

El concepto que más ha calado entre las elites políticas del mundo es el de sostenibilidad. Se habla constantemente de desarrollo sostenible. Esta idea realiza el siguiente diagnóstico: existen límites al crecimiento, pero estamos a tiempo de parar la catástrofe. Se habla de protección medioambiental a la hora de articular el crecimiento económico.