18 de marzo de 2011

Diario / Con el toro burlado

Vamos cerrando este diario por esta semana. Mi propósito es alimentarlo con líneas de lunes a jueves, aunque a estas horas sea viernes. Pero uno nuca sabe cuándo se escapa del recinto y es perseguido por las calles leonesas, con estancia en el parador de San Marcos, antiguo campo de prisioneros republicanos al inicio de la guerra, por la policía. Quizá sea lo más pintoresco que ha pasado esta semana (sí, querida audiencia, Torrente IV se estrenó la pasada -no es necesario que vayan a verla-). En efecto, el lunes vimos una corrida con sirenas de polícia por montera, con diestros clavándose recíprocamente la estocada, con banderilleros que destilaban impericia, con pistolas disparando a modo de puntilla. Y así se cuenta otra semana. Llegamos a viernes y rebosamos de alegría, pero también estamos tristes, en algún modo empatizamos con el toro burlado, con el toro.

16 de marzo de 2011

Diario / Relojes a deshora

El tiempo mide la vida. O la vida la medimos con el tiempo (que tanto monta). El tiempo, decía, va pasando implacablemente a golpe de aguja de reloj. Implacable como la lluvia cuando golpea en el cristal de la ventana, al tiempo que Silvio Rodríguez llena de música los rincones de tu lado y los cláxones, que exteriorizan ese quemazón ciudadano que produce la rutina, los del otro. La vida es un cruce de caminos rutinarios. Las rutinas se cruzan. A veces también se separan para siempre o solo transitoriamente. Un desvío rutinario y, zas, te quedas privado de una conversación aromática en torno a un café ameno, sí de esos en las cuales se arregla el mundo y se marcha uno con la conciencia tranquila para casa. Ni ayer ni hoy arreglé el mundo, cierto, pero aún estoy a tiempo, mi reloj no se detiene, aún tiene cuerda. Y aún es posible. Arreglar el mundo, digo.

15 de marzo de 2011

Diario / Los múltiples primos de Rajoy

Los que tenemos un elenco importante de primos, o mis primos que me encuentran dentro de su particular elenco, corremos, corren, un cierto riesgo al compartir apellido y algún grado de consanguinidad. En efecto: lo mismo te puedes encontrar con el paso del tiempo a uno en la NASA que a otro en Villahierro.

Rajoy tenía dos primos conocidos: uno, listillo él, que cuestionaba el consenso científico existente sobre el calentamiento global, y que Mariano invocó como máxima autoridad en la materia -recuerden aquello de “tengo un primo que dice”-, y otro, delincuencial, que participó en el secuestro de un empresario.

Leyendo esta mañana el cuadernillo sobre León del periódico El Mundo, que a nivel nacional dirige el inmundo Pedro Jota, y que en sus páginas interiores escribe nuestro particular Humbert Humbert, Sánchez Dragó, me topo con la noticia que, en resumidas cuentas, viene a decir lo siguiente: un primo de Rajoy, en la lista del PP al Ayuntamiento de eLeón. El primo aseguró que ese hecho es más un handicap que una ventaja.

No sabemos si lo decía porque cuando se le nombra acto reflejo pensamos en el delincuente o en el físico listillo, o porque su primo es Mariano, al que, recientemente, entrevistado por Pedro Jota, le pasó una cosa verdaderamente notable: que no sabía leer su propia letra. Es lo que tiene el tener un importante elenco de primos.

14 de marzo de 2011

Diario / Así fue que matamos a Mario Conde esta tarde

En una novela de Manuel Rivas, creo recordar que en El lápiz del carpintero, uno de los protagonistas dice lo siguiente: "si es que hay tascas que son como universidades". Evidentemente, en la que me hallaba junto a otros parroquianos a las 17.05 horas de la tarde, no tiene facultad de periodismo, o yo, al menos, no asistí a ninguna clase, o, peor opción aún, aistí y no me enteré de nada. 

En ese momento es cuando llega uno de esos entrañables vecinos de toda la vida, quizá fuera vecino ya de mi tatarabuelo cuando Alfonso XII detentaba la Jefatura de Estado en nuestro país, y a modo de heraldo nos anuncia solemnemente a los parroquianos que allí tomábamos café, refugiándonos de la copiosa lluvia, que acaba de oír en la radio que falleció Mario Conde, que la cabrona se ha apoderado de él antes de que devolviera a hacienda lo que nos debe.

En ese preciso instante recibo una llamada. Tras despacharla, y un segundo antes de colgar, culmino con mi interlocutor la conversación (lo reconozco, no podía guardarme esa exlcusiva) proporcionándole una primicia, una exclusiva que solo sabíamos un puñado de personas en Valencia de Don Juan:  ¿sabes que ha fallecido Mario Conde?

Creo que es en primero de sentido común, también creo que lo enseñan en primero de periodismo, cuando aprendes a cotejar la información y poner en tela de juicio  las informaciones de tus fuentes. Cierto, este hecho demuestra que no siempre las tascas son universidades, aunque en todas las universidades resulta harto imprescindible que haya una tasca. Si no... ¿dónde aprenderíamos a jugar al mus?

Así fue que, tranquilamente, y sin asumir mucho riesgo, matamos esta tarde a Mario Conde.