26 de diciembre de 2016

Cormac McCarthy - La carretera

"Por la mañana llovía y un viento recio hacía traquetear los cristales de la parte trasera del edificio. Se quedó mirando afuera. En la bahía un almacén de depósito medio derrumbado y sumergido. Las timoneras de barcos de pesca hundidos sobresaliendo de las agitadas aguas grises. Ni el menor movimiento. Todo lo que podía moverse había sido arrastrado tiempo atrás por el viento. La pierna le latía y procedió a retirar el vendaje y desinfectó la herida y la examinó. La carne hinchada y descolorida en el entramado de pespuntes negros. La vendó de nuevo y se puso el pantalón tieso de sangre.

Pasaron allí todo el día, sentados entre las cajas de la tienda. Tienes que hablarme, dijo.
Estoy hablando.
¿Seguro?
Ahora te estoy hablando.
¿Quieres que te cuente un cuento?
No.
¿Por qué?
El chico le miró y apartó la vista.
Esos cuentos no son verdad.
No tienen por qué. Son cuentos.
Sí, pero en esas historias siempre estamos ayudando a gente y nosotros no ayudamos a la gente.
¿Por qué no me cuentas tú algo?
No tengo ganas.
Vale.
No tengo ninguna historia que contar.
Podrías contarme alguna historia tuya.
Ya las conoces todas. Tú estabas allí.

Pero tienes historias dentro que yo no conozco.
¿Quieres decir sueños, por ejemplo?
Por ejemplo. O cosas en las que piensas.
Ya, pero se supone que las historias han de ser alegres.
No tienen por qué serlo.
Tú siempre me cuentas historias alegres.
¿No tienes ninguna alegre que contarme?
Son más bien como la vida real.
Y las mías no lo son.
No, las tuyas no.
El hombre le observó. ¿La vida real es muy mala?
¿Tú qué piensas?
Bueno, yo pienso que todavía estamos vivos. Nos han ocurrido muchas cosas malas pero todavía estamos aquí.
Sí.
No te parece que eso sea tan estupendo.
Puede..."


Cormac McCarthy, La carretera, Random House Mondadori (original 2006, ed. 2012)

Fotograma de la película homónima dirigida por John Hillcoat