26 de junio de 2016

Luis García Montero - La tristeza del mar cabe en un vaso de agua

No hay pues mujer más sola, 
más tristemente sola,
que la que quiere amar a un hombre triste. 

Piedad Bonnett


y hermosas muchachas solas que dan miedo 
-pues uno no sabe bailar, y es triste-
Rubén Bonifaz Nuño

"Los hombres tristes,
que tienen en sus ojos un café de provincias,
que no saben mentir como quien dice,
que se esconden detrás de los periódicos,
que se quedan sentados en su silla
cuando la fiesta baila,
que gastan por zapatos una tarde de lluvia,
que saludan con miedo,
que de pronto una noche se deshacen,
que cantan perseguidos por la risa,
que abrazan, que importunan hasta quedarse solos,
que retornan después a su tristeza
igual que a su pañuelo y a su vaso de agua,
que ven como se alejan las novias y los barcos,
esos hombres manchados por las últimas horas
de la ocasión perdida,
se parecen a mí."


'La tristeza del mar cabe en un vaso de agua', Vista cansada, Luis García Montero, Poesía completa (Tusquets, 2015)

25 de junio de 2016

Benjamín Prado - Esta noche contigo

"Que se paren los coches,
que se detengan todas las factorías,
que la ciudad se llene de largas noches
y calles frías.

Que se enciendan las velas,
que cierren los teatros y los hoteles,
que se queden dormidos los centinelas
en los cuarteles.

Que se mojen las balas,
que se borren las fotos de las revistas,
que se coman a besos las colegialas
a los artistas.

Que se toque la gente,
que no lleguen los trenes a la frontera,
que sean cariñosas con los clientes
las camareras.

Porque voy a salir esta noche contigo.
Se quedarán sin beatas las catedrales
y seremos dos gatos al abrigo
de los portales.

Que se enfaden las flores,
que vuelvan las cigüeñas al calendario,
que sufran por amores los dictadores
y los notarios.

Que se muera el olvido,
que se escondan las llaves de los juzgados,
que se acuerde Cupido de los maridos
abandonados.

Cuando llegue por fin mi mensaje
a tus manos, en la gasolinera
vieja esperaré;
y tomaremos juntos al abordaje
la carretera
que te conté.

Dejaremos colgada
la caprichosa luna sobre los cines
y las estatuas públicas derribadas
en los jardines.

Porque voy a salir esta noche contigo
se quedarán sin medallas los generales
y seremos los gatos más canallas de los portales."


'Esta noche contigo', Ecuador (Benajín Prado, Hiperión, 2009, tercera edición)

14 de junio de 2016

Juan Tallón - Mientras haya bares

"Cuando todo te parece una mierda, y a lo mejor lo es, o no hallas refugio contra tus fantasmas, o cuando en casa hay demasiado ruido, incluso demasiado silencio, pero necesitas seguir escribiendo, siempre te queda el bar. De hecho, mientras haya infierno y bares cerca, hay esperanza. Nada está bastante perdido si todavía puedes dar un portazo, irte de casa y bajar al café. (...)

En aquellos años felices, entre guerras, todo lo bueno ocurría en la cama y los bares, como en la actualidad, probablemente. (...)

Sartre también necesitaba el ruido de las cafeterías para escribir y pensar. El bullicio y el caos eran buenos para su existencialismo. De hecho, los bares de París favorecían casi cualquier texto, si no tenemos en cuenta a Marguerite Duras, que prefería llevarse el bar al escritorio de casa. Julio Cortázar se aproximó también a Rayuela desde las cafeterías de la ciudad. Para llegar al resultado final, necesitaba el silencio y la tranquilidad del domicilio. Pero antes, cuando no sabía a dónde se dirigía el proyecto, trabajaba en cafés. “Escribí largos pasajes de Rayuela —confesaría— sin tener la menor idea de dónde se iban a ubicar y a qué respondían en el fondo. […] Yo tenía en los cajones, encima de las mesas y demás, en París, montones de papelitos y libretitas donde, sobre todo en los cafés, había ido anotando cosas, impresiones”. Cuando eres escritor, y te dejas caer por el bar, todo puede suceder..." 

Mientras haya bares, colaboración publicada en Jot Down y que da título al libro (Círculo de Tiza, 2016)
El escritor Roberto Bolaño


"Entre personas, se tiene la idea de que mientras el cuerpo respira, está vivo. Podemos darla por buena. Una sociedad, en cambio, necesita algo más que aire y algo de beber. En cierto modo, sabemos que un pueblo está vivo en función del PIB, de las librerías por habitante, de la cobertura social o, por qué no decirlo, de las barras de los bares. Probablemente, un pueblo que pierde la capacidad para convocar una reunión alrededor de la barra es un pueblo muerto. Da igual que aún tenga habitantes. Como pueblo, es un cadáver. Ahora bien, si hay orquesta, si hay barullo, si hay música, si hay protestas y un grupo opositor lamentando los gastos, entonces el pueblo tiene vida para un siglo. Los detractores acérrimos son tan necesarios como los partidarios. Nunca hay que despreciar a los que sostienen que no estamos para verbenas. Una sociedad necesita gente que eche agua en el vino, para rebajar la euforia. (...) 

"En el siglo en el que la variedad de entretenimiento es la razón última por la que no estamos todos suicidándonos, el mayor pecado es caer en la espiral del tedio. No importa que las cosas vayan mal, que la situación sea crítica. Ningún problema es irreversible si hay sesión vermú. Tomemos el ejemplo del Titanic. Sí, golpeó contra un iceberg, el choque le metió un boquete carajudo al casco, pero hubo fiesta. Hombre claro. La orquesta no dejó de tocar porque la embarcación se empinara y finalmente se hundiera. No hubo singladura más feliz, por mucho que acabara en tragedia. La lección es clara. Hay que aprender de la historia y, a toda costa, ponerse de fiesta. Los indicadores se hunden, como el Titanic, el paro escala, la democracia expira, la banca se forra, nosotros estamos contra las cuerdas, pero por suerte alguien pinchará rock and roll para amenizar el desastre."

'Sesión vermú', del libro Mientras haya bares (Círculo de Tiza, 2016)  

5 de junio de 2016

Reflexiones salvajes (I) / Qué es la mediopatía

Reflexiones salvajes (I) / El mediópata puede ser un impostor 

"Elige tu futuro. Elige la vida. Pero, ¿por qué iba yo a querer hacer algo así? Yo elegí no elegir la vida. Yo elegí otra cosa. ¿Y las razones? No hay razones. ¿Quién necesita razones cuando tienes heroína?" Así es el final del comienzo de Trainspotting, la película basada en la novela homónima de Irvine Welhs. Cuando una persona está enganchada al caballo su única prioridad es consumir caballo. Como el cocainómano, que después de un tiro lo único que desea es otro. Y a ello subordina todos sus recursos. 

Un mediópata es aquella persona que tiene una obsesión por salir en los medios de comunicación, por acaparar fotos, por anhelar ser objeto de los más relajantes panegíricos, por evitar cualquier tipo de mácula que empañe su biografía superficialmente construida... Y a ello subordinan todos sus recursos. 

En ese caso, el mediópata sería al tiempo un impostor. Fijémonos en Enric Marco, aquel hombre gris que decidió edulcorar su existencia arrojando luces en su biografía donde más bien había sombras. Lo contó de manera genial Javier Cercas en su novela El impostor. Marco fingió haber estado en un campo de concentración nazi, que lógicamente seduce más como relato de supuesto superviviente que la idea de haber ido como voluntario a Alemania cuando Hitler estaba arrasando Europa, aunque los motivos fueran justificables, ya que no es fácil ser un vencido cuando el vencedor iza la revancha como principal bandera. En el caso de Enric, su impostura definitiva, quijotesca, no se podía justificar de ninguna manera, aunque el fin al que sirviera fuera justo: concienciar sobre el horror nazi para que nunca más se vuelva a repetir un infierno así en la piedra. 

Lamentablemente, abundan los mediópatas. Nos rodean. Los más, impostan la realidad con la propaganda. Pero tienen un problema evidente: la mediopatía crea adicción, como las drogas. Y, cuando uno es adicto a los medios (a una foto, a ser objeto de un panegírico relajante, a su inmaculada biografía novelada...) todos los recursos se subordinan a ello. Pero no siempre este tipo de historias acaban bien. Más bien, al contrario: rara vez. Y si no, fijémonos en los protagonistas de Trainspotting. O, sin ir tan lejos, en el final de Enric Marco.
jmá
Fotograma de la película Trainspotting.

4 de junio de 2016

Marguerite Duras - El amante

     "Le dice: preferiría que no me amara. Incluso si me ama, quisiera que actuara como acostumbra a hacerlo con las mujeres. La mira como horrorizado, le pregunta: ¿quiere? Dice que sí. El ha empezado a sufrir ahí, en la habitación, por primera vez, ya no miente sobre esto. Le dice que ya sabe que nunca le amará. Le deja hablar. Al principio ella dice que no sabe. Luego lo deja hablar. 
     Dice que está solo, atrozmente solo con este amor que siente por ella. Ella le dice que también está sola. No dice con qué. El dice: me ha seguido hasta aquí como si hubiera seguido a otro cualquiera. Ella responde que no puede saberlo, que nunca ha seguido a nadie a una habitación. Le dice que no quiere que le hable, que lo que quiere es que actúe como acostumbra a hacerlo con las mujeres que lleva a su piso. Le suplica que actúe de esta manera. 


     Le ha arrancado el vestido, lo tira, le ha arrancado el slip de algodón blanco y la lleva hasta la cama así desnuda. Y entonces se vuelve del otro lado de la cama y llora. Y lenta, paciente, ella lo atrae hacia sí y empieza a desnudarlo. Lo hace con los ojos cerrados, lentamente. Él intenta moverse para ayudarla. Ella pide que no se mueva. Déjame. Le dice que quiere hacerlo ella. Lo hace. Le desnuda. Cuando se lo pide, el hombre desplaza su cuerpo en la cama, pero apenas, levemente, como para no despertarla. 


     La piel es de una suntuosa dulzura. El cuerpo. El cuerpo es delgado, sin fuerza, sin músculos, podría haber estado enfermo, estar convaleciente, es imberbe, sin otra virilidad que la del sexo, está muy débil, diríase estar a merced de un insulto, dolido. Ella no lo mira a la cara. No lo mira. Lo toca. Toca la dulzura del sexo, de la piel, acaricia el color dorado, la novedad desconocida. Él gime, llora. Está inmerso en un amor abominable. 
     Y llorando, él lo hace. Primero hay dolor. Y después ese dolor se asimila a su vez, se transforma, lentamente arrancado, transportado hacia el goce, abrazado a ella. 
     El mar, informe, simplemente incomparable...."

El amante, Marguerite Duras (1985, Les Éditions de Minuit)

Fotograma de 'L'amant' de Jean-Jacques Annaud basado en la novela de Marguerite Duras