22 de diciembre de 2014

Poesía social, Benjamín Prado

 Poesía social

Lo mismo que inventar es comprender
algo que aún no existía
y traducir lo oscuro al lenguaje de la luz,
leerlos fue soñar con un idioma
sin la palabra usura,
sin miseria,
                  injusticia,
                                 desigualdad,
                                                     prohibido...

sin palabras que fuesen el veneno en el agua
y la sal en la herida.

Si otros querían vidas análogas a un mundo
en el que el generoso es rehén del ingrato
y el fuerte hace culpable de su violencia al débil
y el embustero acusa
al engañado de querer saber,
ellos hablaban siempre de libertad,
banderas,
equilibrio y razón.

Cuando oían que nada es verdad para siempre,
que todo se transforma con decirlo al revés,
del modo en que el azar se hace la raza
o el líder el redil
o el animal la lámina,
contestaban que era posible un mundo
en el que se pudiese cambiar de dirección
sin cambiar de sentido
-como aviva,
                    como oro,
                                   como radar,
                                                      como ala-;
un mundo con respuestas, más allá del pasado,
en el que cada vida no pudiese encerrarse
en un solo destino.

Ellos creían eso como yo creo en ti.

Que no te extrañe verte dentro de este poema:
el amor se parece a las otras libertades
en que a todas les siguen los mismos enemigos.

Benjamín Prado, 'Poesía social', libro Ya no es tarde

21 de diciembre de 2014

Benjamín Prado, 'Tablón de anuncios'

Tablón de anuncios

Ya sé que éste es un libro que habla de ti y de mi;
que aquí no hay sitio
para la usura,
el hambre,
los deshaucios,
el miedo,
que ser feliz no es cerrar los ojos
ni las sábanas son lo opuesto a las banderas.

Pero mira esa gente sin trabajo,
el dolor,
la injusticia,
las guerras,
el expolio,
la opresión,
el cinismo,
los pactos de silencio...
Mira cómo funciona
el negocio de la desigualdad:
para que sigan llenas algunas cajas fuertes,
tiene que haber millones de neveras vacías.

Ya sé que este es un libro de amor,
pero sus páginas
están abiertas para los que sufren,
para los ilegales,
para los desterrados,
para esos cuyo único problema
es que no tienen nada que sumar.

Les ofrezco mi voz para que nunca olviden
que ningún muro se alza ni se derriba sólo,
que juntar los pedazos de las promesas rotas
no les va a rescatar de la mentira.

Aquí tienen mis manos.

Si la verdad quisiera ser contada
pongo este poema a su disposición.

Benjamín Prado, Tablón de anuncios, del libro Ya no es tarde