14 de junio de 2011

De "putaditas" e indignados

Fabra (sí, el de la dinastía Fabra de Castellón) se hizo famoso por haber planificado y construido el primer aeropuerto que se diferencia del resto porque no tiene aviones ni se les espera. Pero también se hizo famoso por celebrar la prescripción de un delito, hecho que asemejaba a la absolución o a una suerte de certificación de inocencia.

Pero no hay que irse lejos para encontrarse con casos como el de D. Fabricio de la Plana o el de los Expedientes de Regulación de Empleo fraudulentos en Andalucía. Basta con ir unos kilómetros al sur de donde vives y comprobar como, tras el 22 de mayo, los protagonistas de una turbia y escandalosa historia de bandos, alcalde, concejalas, empleo público y secretarias siguen ahí, gobernando la institución más cercana al ciudadano, como suele decirse.

Lo que no sabía es que también aquí, a orillas del Esla, el denunciante se convierte, por arte de magia del denunciado, en agresor. O lo que es lo mismo: doblemente agredido. Agredido por cómo se gestionan los asuntos públicos en las administraciones y agredido porque uno tiene que sentirte culpable. Pero, tal y como está el sistema, la paciencia tiene límites; límites que cuando rebasan algún punto clave provocan indignación. Lo que uno no sabía era que al denunciar hacía "putaditas" a los denunciados.

No hay comentarios: