Reflexiones salvajes (I) / El mediópata puede ser un impostor
"Elige tu futuro. Elige la vida. Pero, ¿por qué iba yo a querer hacer algo así? Yo elegí no elegir la vida. Yo elegí otra cosa. ¿Y las razones? No hay razones. ¿Quién necesita razones cuando tienes heroína?" Así es el final del comienzo de Trainspotting, la película basada en la novela homónima de Irvine Welhs. Cuando una persona está enganchada al caballo su única prioridad es consumir caballo. Como el cocainómano, que después de un tiro lo único que desea es otro. Y a ello subordina todos sus recursos.
Un mediópata es aquella persona que tiene una obsesión por salir en los medios de comunicación, por acaparar fotos, por anhelar ser objeto de los más relajantes panegíricos, por evitar cualquier tipo de mácula que empañe su biografía superficialmente construida... Y a ello subordinan todos sus recursos.
En ese caso, el mediópata sería al tiempo un impostor. Fijémonos en Enric Marco, aquel hombre gris que decidió edulcorar su existencia arrojando luces en su biografía donde más bien había sombras. Lo contó de manera genial Javier Cercas en su novela El impostor. Marco fingió haber estado en un campo de concentración nazi, que lógicamente seduce más como relato de supuesto superviviente que la idea de haber ido como voluntario a Alemania cuando Hitler estaba arrasando Europa, aunque los motivos fueran justificables, ya que no es fácil ser un vencido cuando el vencedor iza la revancha como principal bandera. En el caso de Enric, su impostura definitiva, quijotesca, no se podía justificar de ninguna manera, aunque el fin al que sirviera fuera justo: concienciar sobre el horror nazi para que nunca más se vuelva a repetir un infierno así en la piedra.
Lamentablemente, abundan los mediópatas. Nos rodean. Los más, impostan la realidad con la propaganda. Pero tienen un problema evidente: la mediopatía crea adicción, como las drogas. Y, cuando uno es adicto a los medios (a una foto, a ser objeto de un panegírico relajante, a su inmaculada biografía novelada...) todos los recursos se subordinan a ello. Pero no siempre este tipo de historias acaban bien. Más bien, al contrario: rara vez. Y si no, fijémonos en los protagonistas de Trainspotting. O, sin ir tan lejos, en el final de Enric Marco.
jmá
Fotograma de la película Trainspotting. |
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