"Un jovenzuelo encorvado y de corta estatura, había venido
del Este a Viena a estudiar para rabino, pero pronto había abandonado al
riguroso Dios único, Jehovah, para entregarse al politeísmo brillante y
multiforme de los libros... Yo, en cambio, me había olvidado de Mendel
el de los libros durante años. Precisamente yo, que debería saber que
los libros solo se escriben para, por encima del propio aliento, unir a
los seres humanos, y así defendernos frente al inexorable reverso de
toda existencia: la fugacidad y el olvido."
Stefan Zweig, Mendel el de los libros, Acantilado, 2009 (ed. original Buchmendel, 1929)
Mendel el de los libros, pieza magistral de Zweig en Acantilado.
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