16 de septiembre de 2009

La esencia ideológica de la socialdemocracia

La herramienta impositiva

“No deseo que los ricos sean menos ricos; deseo y quiero trabajar para que los pobres sean menos pobres”. La máxima era de Olof Palme. El brillante líder sueco, asesinado en febrero de 1986, lideraba la alternativa socialista a los polos dominantes durante la Guerra Fría: el soviético, en decadencia y camino de la implosión; y el capitalista, que alumbraba una revolución conservadora con Thatcher y Reagan como paladines. La derecha ganó el debate y la política fiscal pasó de contemplarse como una útil herramienta económica a ser el mayor lastre para la riqueza de los países, además de una intromisión de los poderes públicos en la libertad de los ciudadanos.

España llegó 40 años tarde a la Europa social gracias, primero, al apoyo de Hitler, Mussolini, la Guardia Mora y la inacción de las potencias democráticas; y después, al apoyo norteamericano en su litigio contra la URRS. Cuando el Estado del bienestar era la seña identitaria del continente, el franquismo proclamaba, en el ocaso de su idiocia, la validez de su modelo: el Estado de obras. Empezamos a converger cuando se produjo el magnicidio sueco y las políticas fiscales de la Dama de hierro para convertir a la británica en una sociedad de ricos horadaban el modelo que Felipe implementaba en España.

La presión fiscal en España el año pasado era diez puntos inferior a la sueca. Allí el debate sobre la igualdad real entre hombres y mujeres, la universalización de la sanidad y de la educación se produjo hace 30 años. Zapatero tiene margen para subir los impuestos y aumentar el déficit en esta fase recesiva del ciclo económico; del mismo modo que en la coyuntura favorable los bajó y gestó un inusual superávit en las cuentas públicas.

Palme definía la política como la tensión de las ideas sobre el mañana y la realidad de hoy. Para los socialdemócratas, la misión no es otra que conocer los problemas de los hombres. La tarea no consiste solo en administrar la sociedad, sino transformarla en equilibrio con el entorno natural. La meta: la equidad social. Zapatero debe recordar este legado a la hora de proponer a quienes deben realizar el necesario esfuerzo fiscal.

Publicado en La Crónica de León, miércoles 16 de septiembre de 2009, página 2

No hay comentarios: