24 de marzo de 2010

Mejor en bici. León, ciudad sostenible.

Crónicas alemanas: la bici

Aparcamiento de bicicletas en Hamelín.
León, impulsado por el equipo de gobierno del Ayuntamiento, está inmerso, en materia de movilidad, en un atinado proceso de cambio que lo está homologando al resto de ciudades europeas. La aparición de zonas 30, 20 o 10; la reconversión de Fernández Ladreda en una avenida cuando antes hacía la función que actualmente desempeña la aún infrautilizada ronda sur; la implementación de carriles-bici así como la potenciación del transporte público con la integración de FEVE y la construcción de un tranvía restan protagonismo al coche que pocas o ninguna ventaja puede aportar a un proyecto colectivo sostenible.

Oldenburg, ciudad de similares características a la que hoy nos ocupa, que pude conocer en mi reciente estancia en Alemania, es la ciudad de la bici. Visité sobre dos ruedas sus parques con lagos, desplazándome sobre hielo por carriles habilitados para la bici, el medio de transporte más utilizado y el que tiene preferencia. Paseé sin contaminación, sin ruido de cláxones, sin atascos. En definitiva, disfruté como turista de su casco histórico y me oxigené en sus zonas verdes. En León es posible conseguir lo mismo y estamos en el buen camino para lograrlo.
Reemplazar el uso del coche por el de la bici allá donde podamos nos reporta beneficios tanto particulares -robustece nuestro estado de forma, reduce nuestros gastos petrolíferos, alarga la vida de nuestros vehículos y, evidentemente, aumenta nuestra renta disponible-, como colectivos que, por obvios, no precisan explicación.

Si universalizáramos el uso de la bici entre los jóvenes, hubiéramos evitado el problema en el que se vio envuelto el joven y jovial diputado popular, Ignacio Uriarte, al que Tráfico cazó conduciendo con una mínima tasa de sangre en alcohol. Un amigo responsable censuró su falso y manido aserto: “Tranquilos, yo controlo”. Pero el miembro de la comisión de seguridad Vial del Congreso, citando a su guía ideológico y espiritual, repitió la consigna neoliberal: “Quién te ha dicho a ti las copas de vino que yo tengo o no tengo que beber. Déjame que las beba tranquilo mientras no ponga en riesgo a nadie ni haga daño a los demás”. Le hubiera ido mucho mejor en bici.

Publicado en La Crónica de León el 24 de marzo de 2010, página 2

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