27 de enero de 2010

Otro perro de Pávlov: Artur Mas


El carné por puntos de Artur Mas

Cuando el Presidente de la Generalitat convoca elecciones autonómicas, a Artur Mas le sucede como al célebre perro de Pávlov: empieza a salivar –respuesta incondicionada–. El estímulo incondicionado no es otro que el poder en el que su partido, Convergencia i Unió, permaneció desde la transición hasta el año 2003. En ese período, la imbricación entre el partido hegemónico y Cataluña fue tan perfecta que la situación nos evocaba a la de México y el tristemente célebre PRI. Montilla ha vuelto a convocar elecciones, pero, esta vez, el estímulo neutral ya es condicionado y la respuesta salivar de Mas también.

Hace siete años, sin perder ni un instante esa sonrisa que transmite la sensación de estar encantado de haberse conocido, Mas pensaba adjudicarse la herencia del longevo Pujol. Por el contrario, y contra todo pronóstico, comenzó su dura travesía por el desierto, que solo se interrumpe cuando, como hoy, tenemos que analizar alguno de sus reaccionarios y demagógicos dislates como el carné por puntos para inmigrantes, que ha vuelto a sacar cual anaconda de la chistera aprovechando que el Pisuerga también pasa por Vic. En la propuesta original, aprender catalán implica sumar puntos. Si además el inmigrante se cala la barretina, canta Els segadors, construye castells, conoce la biografía de Cambó y se afilia a Unió obtendrá la ciudadanía cum laude.

La resolución de 4 de julio de 1997, del Ministerio de Administraciones Públicas, que por aquel entonces dirigía Rajoy, obliga a los ayuntamientos a “registrar” en el padrón de habitantes y les proscribe “comprobar la legalidad o ilegalidad de la residencia en territorio español”. Por tanto, lo que pretende el Ayuntamiento de Vic, además de contrariar nuestro ordenamiento jurídico, es manifiestamente amoral: se está jugando con la educación y la sanidad de seres humanos.

Volvamos al conductismo. Mas ya no se acuerda de que en el 2006 se acercó hasta una notaría, en un acto bochornoso, insólito, pintoresco y censurable, a escriturar que bajo ningún concepto pactaría con el PP. Está sonando la campana y añora la alfombra roja. Saliva. Esta vez cualquier pacto poselectoral es posible.

Publicado en La Crónica de León, el 27 de enero de 2010, página 2

1 comentario:

gordo-kabrón dijo...

Saludos Jorge:

Es un honor ver que has aprovechado mis clases y realizas artículos con gran pericia y maestría

Yo a veces también salivo en la madrugada, frente a una nevera llena de frescas viandas

Atentamente,