Roberto Bolaño - Los sinsabores del verdadero policía
"¿Y qué fue lo que aprendieron los alumnos de Amalfitano? Aprendieron a
recitar en voz alta. Memorizaron los dos o tres poemas que más amaban para
recordarlos y recitarlos en los momentos oportunos: funerales, bodas, soledades.
Comprendieron que un libro era un laberinto y un desierto. Que lo más importante
del mundo era leer y viajar, tal vez la misma cosa, sin detenerse nunca. Que al cabo
de las lecturas los escritores salían del alma de las piedras, que era donde vivían
después de muertos, y se instalaban en el alma de los lectores como en una prisión
mullida, pero que después esa prisión se ensanchaba o explotaba. Que todo
sistema de escritura es una traición. Que la poesía verdadera vive entre el abismo y
la desdicha y que cerca de su casa pasa el camino real de los actos gratuitos, de la
elegancia de los ojos y de la suerte de Marcabrú. Que la principal enseñanza de la
literatura era la valentía, una valentía rara, como un pozo de piedra en medio de
un paisaje lacustre, una valentía semejante a un torbellino y a un espejo. Que no
era más cómodo leer que escribir. Que leyendo se aprendía a dudar y a recordar.
Que la memoria era el amor..."
Roberto Bolaño, Los sinsabores del verdadero policía (Anagrama, 2011)
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